jueves, 7 de abril de 2011

El tigre asiático


El tigre asiático se enfrenta a una inminente extinción de la que el hombre es su mayor responsable invadiendo su hábitat y manteniendo una caza sanguinaria en aras del comercio.


El tigre del Caspio, el tigre de Bali y el tigre de Java ya se han extinguido. Actualmente sólo cinco especies de tigre “sobreviven” en alto peligro de extinción: el tigre de bengala, el del sur de China, el de Indochina, el de Sumatra y el tigre del Amur en Siberia. De todos estos supervivientes, algunas de sus poblaciones están predestinadas a extinguirse en los próximos 50 años. Los poblados agrícolas ubicados cerca del habitat de los tigres, sufren constantes ataques al ganado y a la población, quien contraataca de la misma forma.

Tal y como hablábamos en el artículo de “Los elefantes asiáticos en peligro de extinción”, es la caza furtiva la que hace una mella imparable en pos de un comercio tradicional ya desarrollado en la milenaria China.
Utilizan sus huesos, órganos y otras partes del cuerpo para la medicina y para los afrodisíacos, improbablemente beneficiosos, pues no existe ninguna prueba científica de ello.
No se sabe con certeza cuantos tigres quedan en la actualidad, pues los gobiernos se afanan en engrosar su número y los expertos en rebajarlo, por temor a que se le quite la protección que lo ampara y acaben con ellos en menos que canta un gallo.
No obstante este no es el mayor peligro al que se enfrenta el tigre asiático, además de la caza furtiva y la pérdida de hábitat, recientes estudios avalan que la pérdida de presas es la más grave amenaza para su existencia. En todos los países indochinos las guerras y conflictos civiles mantienen alejados a los científicos del estudio de la especie y el territorio. En 1967 un estudio de George Schaller, “El ciervo y el tigre” ya dejaba constancia de que a pesar de las grandes extensiones boscosas que se avistaban desde el aire, la realidad era que se trataban de bosques fantasmas, en los que podías caminar durante semanas sin avistar ni una sola huella. La población local se sumerge en el bosque en busca de cualquier cosa que comer y la escasez de presas obliga al tigre a deambular en busca de alimento.




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